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lunes, septiembre 23, 2013

Padre Pío de Pietrelcina




Heredero espiritual de San Francisco de Asís, el Padre Pío de Pietrelcina ha sido el primer sacerdote en llevar impreso sobre su cuerpo las señales de la crucifixión. Él ya fue conocido en el mundo como el "Fraile" estigmatizado. El Padre Pío, al que Dios donó particulares carismas, se empeñó con todas sus uerzas por la salvación de las almas. Los muchos testimonios sobre su gran santidad de Fraile, llegan hasta nuestros días, acompañados por sentimientos de gratitud. Sus intercesiones providenciales cerca de Dios fueron para muchos hombres causa de sanaciòn en el cuerpo y motivo de renacimiento en el Espíritu.

El Padre Pío de Pietrelcina que se llamó Francesco Forgione, nació en Pietrelcina, en un pequeño pueblo de la provincia de Benevento, el 25 de mayo de 1887. Nació en una familia humilde donde el papá Grazio Forgione y la mamá Maria Giuseppa Di Nunzio ya tenían otros hijos.





Desde la tierna edad Francesco experimentó en sí el deseo de consagrarse totalmente a Dios y este deseo lo distinguiera de sus coetáneos. Tal "diversidad" fue observada de sus parientes y de sus amigos. Mamá Peppa contó - "no cometió nunca ninguna falta, no hizo caprichos, siempre obedeció a mí y a su padre, cada mañana y cada tarde iba a la iglesia a visitar a Jesús y a la Virgen. Durante el día no salió nunca con los compañeros. A veces le dije: "Francì sal un poco a jugar. Él se negó diciendo: no quiero ir porque ellos blasfeman". Del diario del Padre Agostino de San Marco in Lamis, quien fuè uno de los directores espirituales del Padre Pío, se enteró de que el Padre Pío, desde el 1892, cuando apenas tenía cinco años, ya vivió sus primeras experiencias carismáticas espirituales. Los Éxtasis y las apariciones fueron tan frecuentes que al niño le pareció que eran absolutamente normales.

Con el pasar del tiempo, pudo realizarse para Francesco lo que fue el más grande de sus sueños: consagrar totalmente la vida a Dios. El 6 de enero de 1903, a los dieciséis años, entró como clérigo en la orden de los Capuchinos. Fue ordenado sacerdote en la Catedral de Benevento, el 10 de agosto de 1910. Tuvo así inicio su vida sacerdotal que a causa de sus precarias condiciones de salud, se desarrollará primero en muchos conventos de la provincia de Benevento. Estuvo en varios conventos por motivo de salud, luego, a partir del 4 de septiembre de 1916 llegó al convento de San Giovanni Rotondo, sobre el Gargano, dónde se quedó hasta el 23 de septiembre de 1968, día de su sentida muerte. 

En este largo período el Padre Pío iniciaba sus días despertándose por la noche, muy antes del alba, se dedicaba a la oración con gran fervor aprovechando la soledad y silencio de la noche. Visitaba diariamente por largas horas a Jesús Sacramentado, preparándose para la Santa Misa, y de allí siempre sacó las fuerzas necesarias, para su gran labor para con las almas, al acercarlas a Dios en el Sacramento Santo de la Confesión, confesaba por largas horas, hasta 14 horas diarias, y así salvó muchas almas.

Uno de los acontecimientos que señaló intensamente la vida del Padre Pío fuè lo que se averiguó la mañana del 20 de septiembre de 1918, cuando, rogando delante del Crucifijo del coro de la vieja iglesia pequeña, el Padre Pío tuvo el maravilloso regalo de los estigmas. Los estigmas o las heridas fueron visibles y quedaron abiertas, frescas y sangrantes, por medio siglo. Este fenómeno extraordinario volvió a llamar, sobre el Padre Pío la atención de los médicos, de los estudiosos, de los periodistas pero sobre todo de la gente común que, en el curso de muchas décadas fueron a San Giovanni Rotondo para encontrar al santo fraile. 





En una carta al Padre Benedetto, del 22 de octubre de 1918, el Padre Pío cuenta su "crucifixión": “¿Qué cosa os puedo decir a los que me han preguntado como es que ha ocurrido mi crucifixión? ¡Mi Dios que confusión y que humillación yo tengo el deber de manifestar lo que Tú has obrado en esta tu mezquina criatura!


Fue la mañana del 20 del pasado mes (septiembre) en coro, después de la celebración de la Santa Misa, cuando fui sorprendido por el descanso en el espíritu, parecido a un dulce sueño. Todos los sentidos interiores y exteriores, además de las mismas facultades del alma, se encontraron en una quietud indescriptible. En todo esto hubo un total silencio alrededor de mí y dentro de mí; sentí enseguida una gran paz y un abandono en la completa privación de todo y una disposición en la misma rutina.

Todo esto ocurrió en un instante. Y mientras esto se desarrolló; yo vi delante de mí un misterioso personaje parecido a aquél visto en la tarde del 5 de agosto. Éste era diferente del primero, porque tenía las manos, los pies y el costado que emanaban sangre. La visión me aterrorizaba; lo que sentí en aquel instante en mí; no sabría decirlo. Me sentí morir y habría muerto, si Dios no hubiera intervenido a sustentar mi corazón, el que me lo sentí saltar del pecho.

La vista del personaje desapareció, y me percaté de que mis manos, pies y costado fueron horadados y chorreaban sangre. Imagináis el suplicio que experimenté entonces y que voy experimentando continuamente casi todos los días. La herida del corazón asiduamente sangra, comienza el jueves por la tarde hasta al sábado. Mi padre, yo muero de dolor por el suplicio y por la confusión que yo experimento en lo más íntimo del alma. Temo morir desangrado, si Dios no escucha los gemidos de mi pobre corazón, y tenga piedad para retirar de mí esta situación....”


Por años, de cada parte del mundo, los fieles fueron a este sacerdote estigmatizado, para conseguir su potente intercesión cerca de Dios. Cincuenta años experimentados en la oración, en la humildad, en el sufrimiento y en el sacrificio, dónde para actuar su amor, el Padre Pío realizó dos iniciativas en dos direcciones: un vertical hacia Dios, con la fundación de los "Grupos de ruego", hoy llamados “grupos de oración” y la otra horizontal hacia los hermanos, con la construcción de un moderno hospital: "Casa Alivio del Sufrimiento." 



En septiembre los 1968 millares de devotos e hijos espirituales del Padre Pío se reunieron en un congreso en San Giovanni Rotondo para conmemorar juntos el 50° aniversario de los estigmas aparecidos en el Padre Pío y para celebrar el cuarto congreso internacional de los Grupos de Oración. Nadie habría imaginado que a las 2.30 de la madrugada del 23 de septiembre de 1968, sería el doloroso final de la vida terrena del Padre Pío de Pietrelcina. De este maravilloso fraile, escogido por Dios para derramar su Divina Misericordia de una manera tan especial. 

Feliz día para la Fraternidad San Pió!!
que el les conceda el don y el camino a seguir cada uno de los pasos de nuestro Padre Seráfico San Francisco de Asís y que cada cosa que hagan se multiplique con alegria.


PAZ Y BIEN!!

miércoles, septiembre 18, 2013

Hoy Celebramos la Fiesta de San José de Cupertino








Hoy 18/09/2013 celebramos la fiesta de San José de Cupertino patrono de los estudiantes y de la aviación.. por el cual nuestro Seminario Franciscano San José de Cupertino en donde nosotros nos reunimos realizara una misa en Acción de gracias por su día hoy a las 6:00pm

Aquí les dejo la biografía sobre el:


 San José de Cupertino





Nació en 1603, en el seno de una familia muy pobre. Al poco tiempo falleció su padre, y su madre lo trató con extrema dureza pues lo consideraba como una carga para él. 

Debido a su torpeza y despreocupación fue expulsado del convento de los capuchinos por lo que tuvo que regresar a la miseria y desprecio de su hogar; sin embargo ante los ruegos de su madre a su hermano, que era fraile franciscano, San José fue admitido como criado en el monasterio de Grottella. Entonces se produjo un cambio radical en la vida de Josè: desempeñó con notable destreza los deberes que se le encomendaban, y con su humildad, su dulzura su amor por la mortificaciòn y la penitencia se ganó el afecto y repeto de todos, logrando ser admitido entre los religiosos del coro. 

En 1628 fue ordenado sacerdote y pasaba horas entregado a los trabajos manuales domésticos y de rutina. Desde el momento de su ordenaciòn, la existencia de San José fue una serie ininterrumpida de éxtasis, curaciones milagrosa y sucesos sobrenaturales que despertaron la envidia y la admiración de muchas personas. 

Por razones que se desconocen, el santo fue sacado de su comunidad y fue puesto a cargo de los capuchinos en calidad de fraile solitario en las colinas de Pietrarosa, donde debía vivir en estricta reclusión; sin embargo no duró mucho tiempo su aislamiento, debido a que los peregrinos descubrieron su escondite y comenzaron a poblar el lugar. Fue trasladado a otro monasterio capuchino en Osimo, donde fue más estricta su reclusión. El 10 de agosto de 1663 se sintió enfermo, falleciendo cinco semanas después a la edad de sesenta años. Fue canonizado en 1767. 


PAZ Y BIEN!!



martes, septiembre 17, 2013

Hoy se cumplen 789 años de las estigmas de San Francisco de Asís.





Subida al monte de la Verna


(Julio-agosto, 1224). Si Francisco visitó el eremitorio de la Verna antes de 1224, de ello no hay memoria alguna. Es más, a juzgar por lo que cuentan los biógrafos, se diría que sólo estuvo allí ese año. Se dice, en efecto, que Francisco salió de Asís con algunos compañeros y tomó el camino que sube por el valle superior del Tíber. Después de pasar una mala noche en el eremitorio de Montecasale, sus compañeros contrataron a un campesino de la villa de Tiso, para que los acompañara con su jumento hasta La Verna. "Eres tú Francisco, de quien todos hablan", le preguntó el buen hombre, nada más verlo. "Sí, soy yo", le respondió él. "Pues procura ser tan bueno como la gente cree que eres, y no la defraudes", sentenció el labriego, lo que hizo que el santo se apeara enseguida del burro y le besara los pies.
Era casi a mediados de agosto. En la subida, el calor se hacía insoportable y el campesino, muerto de sed, pedía a gritos un poco de agua. "Vete allí y la encontrarás-le dijo Francisco- El Señor la ha hecho brotar para ti". Así fue; y añaden los cronistas que en aquella ladera nunca hubo manantial alguno.
Cerca ya del eremitorio, el grupo se detuvo a descansar bajo una encina y, mientras el santo contemplaba el lugar, se vió rodeado de una multitud de pájaros de toda especie, que manifestaban su alegría con sus trinos y el batir de alas. Alguno incluso se posó sobre él, lo que hizo exclamar: "Me parece que el Señor le agrada que vengamos a este monte". Reemprendida la marcha, enseguida llegaron a un repecho cercano a la cima, donde vivían no más de dos o tres compañeros, en un pequeño eremitorio rodeado de bosques, al borde de una enorme grieta en las peñas, desde donde se divisaba un espectacular panorama.
El conde Orlando, apenas supo de la llegada del santo subió a saludarlo y, a petición suya, ordenó a sus hombres que le hicieran una choza o celda al pie de un haya grande, al borde del precipicio y como a un tiro de piedra del oratorio. Al despedirse, esa misma tarde, el conde se ofreció a los hermanos para lo que necesitaran, de modo que pudieran dedicarse enteramente a la oración, libres de preocupaciones, pero Francisco después, a solas, aconsejó a los suyos que no tuviesen muy en cuenta su generoso ofrecimiento, alegando que "hay un contrato entre el mundo y los frailes menores: vosotros le debéis buen ejemplo y él, a cambio, os debe el sustento; mas si un día faltaseis al compromiso, el mundo, con razón, os volverá la espalda". Y añadió: "Tengo intención de quedarme aquí, sólo con Dios y llorando mis pecados. No permitáis que se me acerque ningún seglar. Responded vosotros por mí. Fray León me traerá algo de comer, cuando lo crea conveniente".

Cuaresma en honor de San Miguel

(15 agosto - 29 septiembre, 1224). Al cabo de unos días Francisco, queriendo conocer lo que el Señor quería de él, tomó, como de costumbre, los evangelios, oró y lo abrió por tres veces. En las tres ocasiones el texto hablaba del anuncio de la pasión de Jesús, como dándole a entender que tenía que seguir soportando angustias, combates y tribulaciones, mas no por eso se acobardó, pues jamás regateó sufrimiento o sacrificio alguno, con tal que la voluntad de Dios se cumpliera en él. Su sabiduría y mayor aspiración fueron siempre esas.
Atraído por los signos que el Señor le iba manifestando, Francisco decidió prolongar su estancia allí durante toda una cuaresma de ayuno, entre las fiestas de la Asunción de la Virgen (15 de agosto) y del Arcángel San Miguel (29 de septiembre), de quienes era especialmente devoto. Según su costumbre, buscó el lugar más apartado que pudo, donde no pudiera ser visto ni oído por sus propios compañeros. Lo encontró al otro lado del precipicio, a donde se podía acceder sólo mediante un tronco atravesado a modo de puente. Entonces pidió a los hermanos que le prepararan una celda, y les dio estas instrucciones: "Ninguno de vosotros debe de acercarse aquí, ni ningún seglar. Sólo tú, fray León, vendrás una vez, durante el día, a traerme agua y un poco de pan, y otra vez por la noche, para rezar maitines. Te acercarás a la pasarela y dirás: Señor, ábreme los labios. Y si no te respondo, márchate enseguida". Tales precauciones eran debidas a que no le gustaba que lo sorprendieran en uno de sus frecuentes éxtasis.
Apenas se quedó solo, temiendo que aquel retiro fuese sólo un pretexto para descansar y huir de las fatigas de la predicación, pidió al Señor otra señal de que aquello era voluntad suya. A la mañana siguiente, mientras rezaba, creyó ver la respuesta en los pájaros de toda especie que, uno por uno, sobrevolaban la celda, alegrándolo con sus trinos. Entre ellos había un halcón, que tenía su nido junto a su choza, y cada noche lo despertaba a la hora de maitines, excepto cuando no se encontraba bien; entonces lo dejaba dormir hasta el amanecer.
Mas no todo fueron consuelos en aquel monte. El santo confesó al compañero que el demonio lo molestaba mucho por la noche, por eso ayunaba con mayor rigor, a pan y agua, y pasaba las noches en vela, orando y mortificándose.
Fray León, cada mañana preparaba el fuego en una choza donde el Santo solía comer, y luego iba a su celda, a leerle el Evangelio del día, pues aún no estaba permitido a los hermanos Menores celebrar la Misa de campaña. Después de las lecturas, tomadas de un breviario que ahora se conserva en Asís, en el monasterio de Santa Clara, Francisco besaba la página con respeto, y luego se iba a comer. Pero un día, el fuego prendió en la choza y él, por el gran respeto que sentía por las criaturas, en especial por el "hermano fuego", no quiso ayudar a los hermanos a apagarlo, limitándose a poner a salvo una piel con la que se tapaba por las noches; mas luego confesó al compañero: "He pecado de avaricia. No la usaré más".
Otro día estuvo a punto de despeñarse por el precipicio, mientras buscaba un lugar más recogido para orar en una cavidad formada por enormes bloques de piedra desprendidos y atravesados sobre la hendidura del monte. Una de las piedras cedió y se salvó de puro milagro. según él, era una más de las insidias del diablo.
En cierta ocasión, mientras observaba aquella espantosa grieta, se le reveló que la produjo el mismo terremoto que resquebrajó el Calvario en el momento de la muerte de Jesucristo, y que Dios lo había dispuesto así porque en ese monte debía renovarse su Pasión. Francisco quedó tan impresionado, que se refugió enseguida a su celda, a tratar de descifrar aquel misterio. Desde entonces se hizo más frecuente la intensidad y dulzura de la contemplación.



Visión del Serafín e impresión de las llagas



(13-14 septiembre, 1224). El verano tocaba a su fin. Una noche de luna llena, fray León fue, como siempre, a rezar maitines con Francisco, mas éste no respondió a la contraseña. Entre preocupado y curioso, el hermano cruzó la pasarela y fue a buscarlo. Lo encontró en un claro del bosque, de rodillas, en medio de un gran resplandor, con el rostro levantado, mientras decía: "¿Quién eres tú, mi Señor, y quién soy yo, gusano despreciable e inútil siervo tuyo", y levantaba las manos por tres veces. El ruido de sus pasos sobre la hojarasca delató a fray León, que tuvo que confesar su culpa y explicar al Santo lo que había visto. Entonces éste decidió explicarle lo sucedido: "Yo estaba viendo por un lado el abismo infinito de la sabiduría, bondad y poder de Dios, pero también mi lamentable estado de miseria. Y el Señor, desde aquella luz, me pidió que le ofreciera tres dones. Le dije que sólo tenía el hábito, la cuerda y los calzones, y que aún eso era suyo. Entonces me hizo buscar en el pecho, y encontré tres bolas de oro, y se las ofrecí, comprendiendo enseguida que representaban los votos de obediencia, pobreza y castidad, que el Señor me ha concedido cumplir de modo irreprochable. Y me ha dejado tal sensación, que no dejo de alabarlo y glorificarlo por todos sus dones. Mas tú guárdate de seguir espiándome y cuida de mí, porque el Señor va a obrar en este monte cosas admirables y maravillosas como jamás ha hecho con criatura alguna". Fray León no pudo dormir aquella noche, pensando en lo que había visto y oído.

Uno de aquellos días se apareció un ángel a Francisco y le dijo: "Vengo a confortarte y avisarte para que te prepares con humildad y paciencia a recibir lo que Dios quiere hacer de ti". "Estoy preparado para lo que él quiera", fue su respuesta. La madrugada del 14 de septiembre, fiesta de la Santa Cruz, antes del amanecer, estaba orando delante de la celda, de cara a Oriente, y pedía al Señor "experimentar el dolor que sentiste a la hora de tu Pasión y, en la medida de los posible, aquel amor sin medida que ardía en tu pecho, cuando te ofreciste para sufrir tanto por nosotros, pecadores"; y también, "que la fuerza dulce y ardiente de tu amor arranque de mi mente todas las cosas, para yo muera por amor a ti, puesto que tú te has dignado morir por amor a mi". De repente, vio bajar del cielo un serafín con seis alas. Tenía figura de hombre crucificado. Francisco quedó absorto, sin entender nada, envuelto en la mirada bondadosa de aquel ser, que le hacía sentirse alegre y triste a la vez. Y mientras se preguntaba la razón de aquel misterio, se le fueron formando en las manos y pies los signos de los clavos, tal como los había visto en el crucificado. En realidad no eran llagas o estigmas, sino clavos, formados por la carne hinchada por ambos lados y ennegrecida. En el costado, en cambio, se abrió una llaga sangrante, que le manchaba la túnica y los calzones.

Explicaba fray León que el fenómeno fue más palpable y real de lo muchos creen, y que estuvo acompañado de otros signos extraordinarios corroborados por testigos, que creyeron ver el monte en llamas, iluminando el contorno como si ya hubiese salido el sol. Algunos pastores de la comarca se asustaron, y unos arrieros que dormían se levantaron y aparejaron sus mulas para proseguir su viaje, creyendo que era de día. La aparición de Francisco con los brazos en cruz y bendiciendo a los frailes reunidos en Arlés, mientras San Antonio de Lisboa o de Padua predicaba acerca de la inscripción de la cruz (Jesús Nazareno Rey de los Judíos) debió de ser una confirmación del prodigio, pues los capítulos provinciales, según la Regla, se celebraban en septiembre, en torno a la fiesta de San Miguel (San Antonio estuvo en Provenza del 1224 al 1226). Así parece darlo a entender San Buenaventura, cuando escribe que "más tarde se comprobó la veracidad del hecho, no sólo por los signos evidentes, sino también por el testimonio explícito del Santo".
Cuando fray León acudió aquella mañana a prepararle la comida, Francisco no pudo ocultarle lo sucedido. Desde aquel instante, él será su enfermero, encargado de lavarle cada día las heridas y cambiarle las vendas, para amortiguarle el dolor y las hemorragias; excepto el viernes, ya que el Santo no quería que nadie mitigara sus sufrimientos ese día.




Las cuatro prerrogativas de la Orden

(septiembre, 1224). Francisco aún permaneció dos semanas en aquella celda, hasta concluir la cuaresma, el 29 de septiembre. Uno de aquellos días, sintiéndose triste por el mal ejemplo de algunos hermanos de la Orden, y de otros que abandonaban su vocación, el Señor lo consoló con estas palabras: "¿Por qué te entristeces? ¿No soy yo quien hace que el hombre se convierta y haga penitencia en tu Orden? ¿quién le da fuerzas para perseverar, sino yo? Yo no te he escogido por que seas sabio, ni elocuente, sino por tu sencillez, para que todos sepan que soy yo quien cuida de mi rebaño. Yo te he puesto entre ellos como un signo, para que vean lo que hago en ti, y te imiten. Los que me siguen me tendrán a mí; los que no, perderán lo que creían tener. Por eso, no te aflijas; haz bien lo que haces, trabaja bien lo que trabajas, pues yo he plantado tu Orden en el amor perpetuo. La amo tanto, que si alguno la abandona y muere fuera de ella, yo llamaré a otro, para que ocupe su lugar. Y si aún no ha nacido, yo haré que nazca. Tanto la amo que, aunque sólo quedasen dos o tres hermanos, no la abandonaré jamás".
Después de esta revelación, cuando el compañero fue a prepararle la mesa a Francisco, lo encontró sentado delante de la piedra grande y cuadrada que le servía de mesa, y éste le ordenó lavarla, primero con agua, luego con vino y, finalmente, con aceite, porque, según le dijo, "sobre esta piedra ha estado sentado un ángel. Estaba yo pensando en la suerte que correría mi Orden cuando yo no exista, y el ángel me aseguró estas cuatro cosas: que la Orden de los Menores durará hasta el fin del mundo; que ningún hermano de mala voluntad perseverará muco tiempo en ella; que no vivirá mucho quien la persiga de propósito; y que ningún hermano que la ame acabará mal".



Alabanzas al Dios Altísimo y Bendición a fray León


(septiembre 1224). Durante su estancia en La Verna, fray León atravesó un momento de crisis espiritual y pensó que una palabra del Señor acompañada por una breve nota manuscrita del santo le aliviaría, como ya ocurrió unos meses antes, cuando recibió de él una cariñosa carta autógrafa. Él no le dijo nada a San Francisco, pero éste lo llamó un día y le dijo: "Tráeme papel y tinta, que quiero escribir unas alabanzas que he compuesto para dar gracias a Dios por los beneficios recibidos". Y escribió las Alabanzas del Dios Altísimo (ver el texto en la columna izquierda). Luego, por la otra casa escribió la bendición sacerdotal que se encuentra en la Biblia (Num 6, 24-26) y debajo trazó el signo de la Tau, con que solía firmar sus escritos, y se lo entregó diciéndole: "Consérvalo cuidadosamente, hasta el día de tu muerte". Fray León recuperó la paz y desde entonces conservó la nota en una bolsita que llevaba colgada al cuello, debajo del hábito. Ahora forma parte parte de las reliquias del Sacro Convento de Asís, donde fray León murió y está sepultado, a dos pasos de la tumba de San Francisco.


martes, septiembre 10, 2013

11 de Septiembre Solemnidad de Nuestra Señora de Coromoto.




La Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de Coromoto, se le apareció al cacique de la tribu Los Cospes hace 361 años en Guanare, por eso es considerada patrona de Venezuela y este miércoles es su día
Aunque fue el 8 de septiembre de 1652 cuando la Virgen María se le presentó al cacique de los Cospes en el pueblo de Guanare, fue el 11 de septiembre de 1952 (300 años después de su aparición) que el Papa Pío 12 realizó la coronación canónica de Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela, es por ellos que este día es especial para los fieles católicos que veneran la aparición de María en el territorio nacional.


POEMA PATRONA DE VENEZUELA


Señora del Coromoto,
Patrona de Venezuela,
la más esplendente guía
en estas cálidas tierras
donde con ella no hay sombra
y sin su luz hay miseria,
donde con ella no hay sustos y zozobras hay sin ella,
Señora del Coromoto la de celestes promesas,
de ti nos venga dulzura y de ti vénganos fuerza
para hablarte del destino que la Patria te encomienda.

Patria de eternas llanuras y de montañas eternas,
Patria de proceros ríos y de líricas palmeras,
Patria de fértiles valles y de inexploradas selvas,
Patria del Ávila en roca y de Caracas en seda,
Patria del Coquivacoa y de la Guayana intensa,
del Tacarigua plateado y de las andinas sierras,
del Orinoco sin bridas y de la Parima enhiesta,
la de Coro y de San Carlos y Cumaná la primera,
de Calabozo y Barinas con mujidoras dehesas,
de Guanare y Barcelona y Maracaibo y Valencia,
de Angostura hecha de oro y de Porlamar de perlas,
ciudades para la historia en la paz como en la guerra.

Señora del Coromoto, Patrona de Venezuela,
te va en nombre de la Patria esta ingenua voz poética,
y te dice en recio tono popular, Señora bella,
que la Patria de este canto no es una Patria cualquiera:
es la Patria de Bolívar, Padre de la Independencia,
la Patria de Sucre y Vargas, de Ribas y de Urdaneta,
del catire José Antonio el de la lanza perfecta,
del girondino Miranda el hombre de la Bandera,
de Eulalia Buroz la rubia y de la negra Matea.

Señora del Coromoto, Patrona de Venezuela,
la Patria de este romance no es una Patria cualquiera:
es la Patria del glorioso sabio don Andrés de América,
varón del civismo puro, jerarca de nuestras letras
con su Oración y su Silva cual dos encendidas teas,
la Patria de Sanz y Roscio con sus flores de elocuencia
y la de Simón Rodríguez el de la mano maestra,
la de Sanojo y su antorcha de Comentarios, la buena
Patria de Cecilio Acosta con su vida y sus poemas,
la de Maitín y Lozano, de Lamas y Landaeta,
de Teresita la magna, de Rojas y Michelena,
la Patria de Pancho Lazo el ángel de los poetas
y de Arturo Celestino el querubín de la Iglesia
con su voz de hierba y lluvia y con su nombre de estrella.

Señora del Coromoto, Patrona de Venezuela,
la Patria de este romance no es una Patria cualquiera:
es tu Patria, la más noble, es tu Patria, la más bella,
en Barquisimeto suaves crepúsculos de leyenda,
clavellinas en Aragua y frailejones en Mérida,
la grave Patria del Guácharo en la legendaria cueva,
la Patria de los Diablitos de Yare, la pintoresca
Patria feliz del joropo en la noche parrandera
y del merengue agridulce en barloventeñas tierras,
la Patria de Cantaclaro al pie del arpa apureña
y la del sin par Delpino en la Caracas chancera.

Señora del Coromoto, Patrona de Venezuela,
la de este ingenuo romance no es una Patria cualquiera:
cuida pues de ese tesoro que a tu cuido se encomienda
y jamás en él permitas ni la más pequeña mengua.
No dejes que manos turbias entren a saco en la huerta,
ni que las manos cobardes lo pongan todo a la inversa:
sobre la rosa la espina, sobre el alma la materia,
la sombra de la ignorancia sobre la luz de la idea,
sobre el orden la injusticia, sobre el derecho la fuerza.
No dejes, linda Señora, que se acumulen riquezas
mal habidas ni se cambie decoro por desvergüenza,
ni se caliente la fama con humo de pajas secas,
ni viles estupradores acaben con la inocencia,
ni rábulas ominosos la ruta del foro tuerzan,
ni pedagogos incultos echen a perder la escuela.

Cuida, Señora, las cosas que la explotación desmedra,
las minas y los ganados, el petróleo y las maderas,
y procura que estos dones de rica naturaleza
para los pueblos y campos en bienestar se conviertan.

Que no haya niños desnudos ni madres en la pobreza,
que no haya peste en los hatos ni gusano en sementeras,
que no haya bajo los puentes destartaladas viviendas,
que no haya jefes civiles exactores en aldeas,
que la gente cante el Himno y al viento ice la Bandera
con el corazón gozoso y la conciencia serena.
Y lo principal, Señora: que por doquier se mantengan
cerradas las ambiciones y las cárceles abiertas.

Así, Señora del Día, Luz del Sol, Señora Excelsa,
serás la mejor y linda Patrona de Venezuela,
que en tu gracia, verso y vida, no es una Patria cualquiera.


POETA: LUIS BARRIOS CRUZ,VENEZUELA

lunes, septiembre 02, 2013

XXXVI Encuentro Nacional 2013



Bajo el lema “Hermano: no tengas miedo ¡Vive tu fe!” la JUFRA VENEZUELA se reunió para efectuar su XXXVI encuentro Nacional, que tuvo como Fraternidad Anfitriona La Fraternidad "San José de Perija" quienes se esforzaron y derrocharon su talento para brindar una excelente experiencia, en el cual se llevo a cabo en la "Misión de los Ángeles del Tukuko", Sierra de Perijá estado Zulia.




 Jufristas de la Región  Oriente, Centro, Andes, Llanos y Zulia vivieron  la experiencia de llevar la Buena Nueva de la palabra de Dios a nuestros hermanos indígenas "yukpa" que residen en esa comunidad de la "Misión de Los Ángeles del Tukuko", además de tener diversos temas formación, actividades de entretenimiento y confraternizar tanto por regiones como por fraternidad.






Además se contó con  tener reunidas a las tres Ordenes Franciscanas fundadas por San Francisco de Asis, los jóvenes estuvieron acompañados por Fray Luis Antonio Salazar, Fray Karol , Fray Nelson , Fray Carlos y Eduardo Parra pertenecientes a la 1era Orden de Hermanos Menores Capuchinos, también Fray Luis Balza, Hermano Menor Observante y el privilegio de tener entre ellos a dos Hermanas Clarisas de la 2da Orden: la hermana Beatriz y Nazaret. Además la 3era Orden Franciscana Seglar de San José que también se hizo presente, reuniendo de esta forma a toda la familia franciscana.



También se contó con el apoyo y acompañamiento del padre Carlos Rincón, Responsable de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Machiques, quien junto a Fray Luis Antonio Salazar OFM Cap.,Mary Ángela Morales de la OFS de San José, conformaron el equipo de ponentes formativos de este Encuentro.




  
Ademas se realizo un evento que tenia como nombre "Fiesta de las Regiones" en el cual se presentaron diferentes  bailes y cantos por región"Oriente, Centro, Andes, Llanos y Zulia", y no faltaba mas  la noche de Confraternizacion en el cual se presentaron diferentes parodias por fraternidad titulado "Cuando un Cristiano Baila,Canta y Goza" en el cual nuestra fraternidad presento la parodia "Esto Esta Mal" en el cual dejo mucho que ver en el encuentro, así como las diferentes parodias presentadas esa noche con los diferentes galardones de la noche .












Estamos  totalmente Agradecidos con Dios por permitirnos vivir este encuentro , son momentos que nunca se olvidan y experiencias que dejan marcada una huella como franciscanos que somos!

“Hermano: no tengas miedo ¡Vive tu fe!”